Viajeros de todos los tiempos han dejado vestigios de su cultura en la isla, hecho que hace de Menorca un enclave multicultural. La huella de la dominación británica en el siglo XVIII fue la que influyó más en la sociedad menorquina.
Esta herencia sigue siendo muy visible en ciertas costumbres actuales y se manifiesta claramente en la multitud de anglicismos que todavía perduran hoy en el habla de la isla. De esta manera, los niños menorquines no juegan a las canicas sino a los «mèrvels» (del «marbles» inglés) y en las escuelas utilizan el «xoc» en vez de la tiza para escribir en la pizarra («chalk»en inglés), también se utiliza el «bòtil» para referirse a la botella en clara alusión al «bottle» inglés. Algunas casas menorquinas, todavía conservan parte de la arquitectura del pasado; como las ventanas de guillotina o los «boinders» de la palabra original en inglés»bow window».
La influencia inglesa se hace notar también en la gastronomía menorquina que conserva el nombre original inglés de «grevi» para una salsa que acomp aña la carne (el «gravy» de origen inglés). Además, se elabora un famoso aguardiente muy apreciado en la isla que recibe el nombre de «gin» que fue introducido durante la estancia británica.
Aparte de la gran influencia cultural que dejaron los británicos durante su estancia en la isla, que podremos conocer ampliamente en la sede del Museo Militar. También tendremos la oportunidad de seguir las estampas que dejaron otras civilizaciones en las numerosas obras arquitectónicas que posee Menorca; como los monumentos de la época prehistórica, las construcciones árabes o los edificios de origen francés. De igual modo también podemos reconocer este pasado en la toponimia de los lugares de Menorca, que incluso llega a reflejar las invasiones de corsarios que sufrió repetidamente la isla.
Fuente: http://visitmenorca.com/es